También conocido como: Museo Cisneriano | Siglo: XIX |
El Palacio de Laredo es el más caprichoso de todos los monumentos con los que cuenta Alcalá de Henares. Comenzó a construirse en 1881 y fue terminado en 1884. Fue diseñado y realizado por el arquitecto, pintor y dibujante Manuel José de Laredo, que, además de miembro de la Academia de las Artes de San Fernando, fue alcalde de la ciudad entre 1891 y 1893. En principio, ésta iba a ser su residencia. Estilísticamente, su autor trató de hacer una 'obra total' en la que se combinaran elementos de todos los estilos arquitectónicos. Así, sobre la base del neomudéjar se alternan elementos góticos, renacentistas, pompeyanos y modernistas en una multiplicidad de ambientes, terrazas, jardines, salitas, torres, miradores y ventanas. A los elementos de diseño creados se suman piezas arqueológicas originales de diversa procedencia: bóvedas y columnas del Castillo de Santorcaz, artesonados y cupulines del Palacio de los Condes de Tendilla de Guadalajara, columnas del jardín de la Penitenciaria de Jesuitas de Monte Loranca y azulejos hispano-árabes procedentes del Palacio de Pedro I el Cruel (Jaén) y de Toledo. La fachada principal, tiene un esbelto templete en la esquina izquierda en el que, sobre cuatro columnas nazaritas, se levantan arcos de yeserías y un cupulín con escamas. En la esquina con el paseo de la Estación se alza el minarete, cubierto con otro cupulín de escamas, marcando el contrapunto a la mole del cuerpo central del palacio y estilizando la perspectiva del conjunto. En la parte que da a la calle Zuloaga se sitúa la antigua entrada de carruajes a la que se accede a través de un arco de herradura polilobulado, ligeramente apuntado y construído, al igual que el resto de las fachadas, en aparejo de ladrillo con gran variedad de dibujos geométricos. A sus lados se colocan garitas y miradores decorados con celosías moriscas. Rodeando el edificio aparecen terrazas, ventanales geminados, escaleras, columnas, y la constante presencia del cuerpo central, rodeado de ventanales trilobulados y torretas en las esquinas. En el interior se encuentran salas inspiradas en la Alhambra, con techos cubiertos por artesonados, yeserías y azulejos en los muros. Otras están pintadas al fresco con motivos platerescos y pompeyanos imitando arquitecturas o se recubren con telas o papeles pintados. Los ventanales siempre se cierran con polícromas vidrieras. La constante yuxtaposición de estancias y galerías se anima mediante escaleras, miradores, porches y puertas ocultas. |
lunes, 6 de junio de 2011
Palacio de laredo
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