¿Por qué cuarenta días?
El significado teológico de la Cuaresma es muy rico. Su estructura de cuarentena conlleva un enfoque doctrinal peculiar.
En efecto, cuando el ayuno se limitaba a dos días —o una semana a lo sumo—, esta praxis litúrgica podía justificarse simplemente por la tristeza de la Iglesia ante la ausencia del Esposo, o por el cli¬ma de ansiosa espera; mientras que el ayuno cuares¬mal supone desde el principio unas connotaciones propias, impuestas por el significado simbólico del número cuarenta.
En primer lugar, no debe pasarse por alto que toda la tradición occidental inicia la Cuaresma con la lectura del evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto: el período cuaresmal constituye, pues, una experiencia de desierto, que al igual que en el caso del Señor, se prolonga durante cuarenta días.
En la Cuaresma, la Iglesia vive un combate espiritual intenso, como tiempo de ayuno y de prueba. Así lo manifiestan también los cuarenta años de peregrinación del pueblo de Israel por el Sinaí.
Otros simbolismos enriquecen el número cuarenta, como se advierte en el Antiguo y Nuevo Testamento. Así, la cuarentena evoca la idea de preparación: cuarenta días de Moisés y Elías previos al encuentro de Yahveh; cuarenta días empleados por Jonás para alcanzar la penitencia y el perdón; cuarenta días de ayuno de Jesús antes del comienzo de su ministerio público. La Cuaresma es un período de preparación para la celebración de las solemnidades pascuales: iniciación cristiana y reconciliación de los penitentes.
Por último, la tradición cristiana ha interpretado también el número cuarenta como expresión del tiempo de la vida presente, anticipo del mundo futuro. El Concilio Vaticano II(cfr. SC 109) ha señalado que la Cuaresma posee una doble dimensión, bautismal y penitencial, y ha subrayado su carácter de tiempo de preparación para la Pascua en un clima de atenta escucha a la Palabra de Dios y oración incesante.
El período cuaresmal concluye la mañana del Jueves Santo con la Misa crismal —Missa Chrismalis— que el obispo concelebra con sus presbíteros. Esta Misa manifiesta la comunión del obispo y sus presbíteros en el único e idéntico sacerdocio y ministerio de Cristo. Durante la celebración se bendicen, además, los santos óleos y se consagra el crisma.
El tiempo de Cuaresma se extiende desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa de la cena del Señor exclusive. El miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia; los viernes de Cuaresma se observa la abstinencia de carne. El Viernes Santo también se viven el ayuno y la abstinencia.
¿Por qué la ceniza?
Hacia finales del siglo V, el miércoles y viernes previos al primer domingo de cuaresma comenzaron a celebrarse como si formaran parte del período penitencial, probablemente como medio de compensar los domingos y días en los que se rompía el ayuno.
Dicho miércoles, los penitentes, por la imposición de la ceniza, ingresaban en el orden que regulaba la penitencia canónica.
Cuando la institución penitencial desapareció, el rito se extendió a toda la comunidad cristiana: este es el origen del Miércoles de Ceniza o «Feria IV anerum».
El proceso de alargamiento del período penitencial continuó de forma irremediable. Esta anticipación del ayuno cuaresmal no es una práctica exclusivamente romana: se encuentra también en Oriente, y en diversas regiones de Occidente.
Probablemente se trata de una praxis originada en la ascesis monástica y más tarde propagada entre la comunidad cristiana, aunque resulte difícil conocer sus características.
En el siglo IV se consolida la estructura cuaresmal de cuarenta días
De todos modos, como en otros ámbitos de la vida de la Iglesia, habrá que esperar hasta el siglo IV para encontrar los primeros atisbos de una estructura orgánica de este tiempo litúrgico. Sin embargo, mientras en esta época aparece ya consolidada en casi todas las Iglesias la institución de la cuaresma de cuarenta días, el período de preparación pascual se circunscribía en Roma a tres semanas de ayuno diario, excepto sábados y domingos. Este ayuno pre-pascual de tres semanas se mantuvo poco tiempo en vigor, pues a finales del siglo IV, la Urbe conocía ya la estructura cuaresmal de cuarenta días.
El período cuaresmal de seis semanas de duración nació probablemente vinculado a la práctica penitencial: los penitentes comenzaban su preparación más intensa el sexto domingo antes de Pascua y vivían un ayuno prolongado hasta el día de la reconciliación, que acaecía durante la asamblea eucarística del Jueves Santo. Como este período de penitencia duraba cuarenta días, recibió el nombre de Quadragesima o cuaresma.
Durante el primer estadio de organización cuaresmal se celebraban tan sólo las reuniones eucarísticas dominicales, si bien entre semana existían asambleas no eucarísticas: los miércoles y viernes.
Pero a finales del siglo VI las reuniones del lunes, miércoles y viernes celebraban ya la eucaristía. Más tarde, se añadieron nuevas asambleas eucarísticas los martes y sábados. Por último, el proceso se cerró bajo el pontificado de Gregorio II (715-731), con la asignación de un formulario eucarístico para los jueves de cuaresma.
lunes, 21 de marzo de 2011
Cuaresma (gastronomia)
Tras los Carnavales, la siguiente cita festiva de los católicos es la Semana Santa, días en los que se conmemora la Pasión y Muerte de Cristo. La beatitud y la espiritualidad se combinan con el fervor popular de los que participan en procesiones, misas y saetas. Pero las jornadas festivas también traen vacaciones y citas familiares, por eso, una buena mesa es fundamental en estos días. El pescado y los dulces son los protagonistas de la gastronomía típica de esta semana.
La Cuaresma católica obliga a abstenerse de comer carne todos los viernes desde que finaliza el Carnaval, un deber cristiano conocido como 'vigilia', que ya se ha convertido en una deliciosa tradición culinaria para el Viernes Santo. Ese día las carnes, embutidos y fiambres se sustituyen por deliciosos guisos de pescado, legumbre y verdura. El bacalao, los garbanzos y las espinacas son los ingredientes estrella del tradicional potaje de vigilia, al que le acompañan variadas hortalizas. A esa receta ancestral hay que unir otras modalidades, donde también se incorporan acelgas, judías blancas y otros tipos de pescados.
La Cuaresma católica obliga a abstenerse de comer carne todos los viernes desde que finaliza el Carnaval, un deber cristiano conocido como 'vigilia', que ya se ha convertido en una deliciosa tradición culinaria para el Viernes Santo. Ese día las carnes, embutidos y fiambres se sustituyen por deliciosos guisos de pescado, legumbre y verdura. El bacalao, los garbanzos y las espinacas son los ingredientes estrella del tradicional potaje de vigilia, al que le acompañan variadas hortalizas. A esa receta ancestral hay que unir otras modalidades, donde también se incorporan acelgas, judías blancas y otros tipos de pescados.
Cuaresma
La cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el domingo de Ramos. Son 40 días de preparación para la Pascua. La duración de cuarenta días proviene de varias referencias bíblicas y simboliza la prueba de Jesús 40 días en el desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 años de Moisés en el desierto. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo Judío por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos son llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene cinco (5) domingos más el Domingo de la Pasión (seis en total), en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes. No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la Misa católica no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial (excepto el Jueves Santo en la misa de la Cena del Señor), ni el “Aleluya” antes del Evangelio. El color litúrgico asociado a este período es el púrpura, asociado al duelo, la penitencia y el sacrificio.
La doctrina social
La Doctrina Social de la Iglesia católica (también, Doctrina Social Cristiana) es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política y económica de la humanidad basado en el Evangelio y en el Magisterio de la Iglesia católica. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia y el Catecismo católico la definen como un cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia.
Sus principios son:Dignidad de la persona humana.El bien común.Destino universal de los bienes, solidaridad y derecho a la propiedad privada. Principio de subsidiariedad. Participación socialCultura de la vida y de la calidad de vida.La existencia de una ley moral.
La misma expresión “doctrina social” fue usada por el primera vez por Pío XI en su encíclica Quadragesimo anno quien cita a León XIII aun cuando reconoce que la preocupación por los problemas económicos y sociales no nació con la Rerum novarum.
Sus principios son:Dignidad de la persona humana.El bien común.Destino universal de los bienes, solidaridad y derecho a la propiedad privada. Principio de subsidiariedad. Participación socialCultura de la vida y de la calidad de vida.La existencia de una ley moral.
La misma expresión “doctrina social” fue usada por el primera vez por Pío XI en su encíclica Quadragesimo anno quien cita a León XIII aun cuando reconoce que la preocupación por los problemas económicos y sociales no nació con la Rerum novarum.
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